- 13 junio, 2025
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- Categoría: Artículos

Escrito por: Dr. Miguel Ángel Franco / Integrante del COMUJ / @mifrancov / @comuj_org
La movilidad urbana se ha convertido en uno de los mayores desafíos del siglo XXI, especialmente en macrorregiones en crecimiento como Shanghái y el Bajío-Occidente (conformada por los estados de Jalisco, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí y Aguascalientes). Mientras la primera ha logrado implementar un sistema de transporte integrado y sostenible, la segunda aún enfrenta rezagos importantes. En esta segunda parte, analizaremos cómo Shanghái ha optimizado su movilidad mediante una combinación de transporte masivo, infraestructura peatonal y restricciones al automóvil, y qué lecciones puede tomar el Bajío-Occidente para avanzar hacia un modelo más eficiente y equitativo.

En contraste, el Bajío-Occidente enfrenta un panorama muy diferente. Guadalajara, la ciudad más grande de la región, cuenta con un sistema de tren ligero de apenas tres líneas (línea 4 se inaugurará en octubre de 2025) y 2 líneas de autobuses de tránsito rápido (BRT) que, aunque funcionales, resultan insuficientes para una zona metropolitana que supera los cinco millones de habitantes. Otras ciudades como Querétaro, Aguascalientes y San Luis Potosí, dependen casi exclusivamente de sistemas obsoletos de autobuses convencionales, muchos de ellos obsoletos y altamente contaminantes. La falta de integración tarifaria y la escasa frecuencia de las unidades empeoran la experiencia del usuario, lo que termina por incentivar el uso del coche privado.
Uno de los aspectos más destacables del modelo de Shanghái es su enfoque multimodal. La ciudad no solo ha invertido en metro y trenes de alta velocidad, sino también en tranvías automatizados, BRT eléctricos y una extensa red de ciclovías protegidas. Esta diversificación permite que los habitantes tengan alternativas reales para moverse sin necesidad de recurrir al automóvil. El Bajío-Occidente podría replicar este esquema mediante la expansión del tren ligero en Guadalajara y la implementación de dicho tren en otras ciudades medias de la región, la implementación de corredores BRT interurbanos y la electrificación gradual de su flota de autobuses. Un proyecto como el Tren Interurbano Guadalajara-San Juan del Río, si se materializa, podría ser un primer paso fundamental para conectar las principales ciudades de la región de manera rápida y sostenible.
El Bajío-Occidente enfrenta retos estructurales en movilidad, como sistemas de autobuses obsoletos y poca integración entre modos, pero puede avanzar hacia un modelo más sostenible replicando prácticas de Shanghái, como la expansión del tren ligero, BRT interurbanos y electrificación de flotas.
Otro elemento clave en Shanghái es la priorización del peatón. La ciudad ha diseñado aceras amplias, cruces inteligentes y zonas peatonales exclusivas, como el famoso Bund, donde el tráfico motorizado está restringido. Estas intervenciones no solo mejoran la seguridad vial, sino que también fomentan una cultura de movilidad activa. En el Bajío-Occidente, sin embargo, el espacio público sigue estando dominado por el automóvil. Aceras estrechas, pasos peatonales inseguros y la falta de continuidad en las banquetas dificultan los desplazamientos a pie. Proyectos como el Corredor Chapultepec en Guadalajara o el rescate de los centros históricos en Querétaro y Aguascalientes son avances positivos, pero aún falta mucho por hacer. La implementación de “supermanzanas”, un modelo que ha tenido éxito en Barcelona y que Shanghái ha comenzado a adoptar, podría ser una solución viable. Este esquema consiste en cerrar calles secundarias al tránsito vehicular, creando así espacios seguros para peatones y ciclistas.
Shanghái también ha implementado políticas drásticas para desincentivar el uso del automóvil. Entre ellas destacan las subastas de placas vehiculares, que pueden llegar a costar hasta 15 mil dólares, y los peajes urbanos, que cobran a los conductores por ingresar al centro en horas de alta congestión. Estas medidas, aunque radicales, han demostrado ser efectivas para reducir el tráfico y la contaminación. En el Bajío-Occidente, donde la cultura del automóvil sigue muy arraigada, no sería realista aplicar restricciones tan severas de inmediato. Sin embargo, se podrían explorar alternativas como impuestos verdes a los vehículos más contaminantes, la reducción de espacios de estacionamiento en el centro de las ciudades y el fomento de programas de compartimiento de coches.
Shanghái ha consolidado un modelo ejemplar de movilidad urbana multimodal, con una red de metro de más de 800 km, trenes de alta velocidad, BRT eléctricos y ciclovías protegidas, lo que ha reducido la dependencia del automóvil y mejorado significativamente la eficiencia del transporte.
La movilidad sostenible no es solo una cuestión de infraestructura, sino también de equidad social. En Shanghái, el transporte público accesible ha permitido que personas de todos los estratos económicos se desplacen con facilidad, reduciendo así las desigualdades. En el Bajío-Occidente, donde el acceso al automóvil sigue siendo un privilegio para muchos, mejorar la calidad y la cobertura del transporte masivo podría tener un impacto transformador. Conexiones eficientes entre zonas rurales y urbanas, por ejemplo, abrirían oportunidades laborales y educativas para comunidades que hoy están aisladas.
En conclusión, Shanghái ofrece un modelo de movilidad integral del que el Bajío-Occidente puede aprender. La clave está en la combinación de transporte público eficiente, infraestructura peatonal de calidad y políticas que desincentiven el uso del automóvil. El Bajío-Occidente tiene la oportunidad de saltar etapas: adoptando autobuses eléctricos, recuperando espacios peatonales e impulsando trenes metropolitanos. Aunque los desafíos son grandes, las oportunidades son aún mayores. Con una planificación adecuada y voluntad política, esta macrorregión mexicana podría dar un salto cualitativo en materia de movilidad, mejorando no solo la calidad de vida de sus habitantes, sino también su competitividad económica y su sostenibilidad ambiental. El futuro de las ciudades depende de decisiones audaces, y el momento de actuar es ahora.
Fuente: https://www.pasajero7.com/shanghai-y-bajio-occidente-movilidad-sostenible-en-las-dos-macrorregiones-parte-ii/