POR UN TRANSPORTE ELÉCTRICO CON ENERGÍA LIMPIA PARA UN MÉXICO COMPETITIVO

Por  Carlos Orozco,

Director de Movilidad Urbana de WRI-México y Secretario Técnico de la Asociación Mexicana de Autoridades de Movilidad, AMAM.

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Durante el 2do. Foro de Autoridades en Movilidad, celebrado a finales de febrero en León, Guanajuato, se hizo evidente la gran oportunidad que representa la electromovilidad para la descarbonización en México, así como para la transición de los sistemas de transporte hacia nuevas opciones de mercado, a modelos de negocio más sustentables, a la reducción de costos en la operación y a la innovación. Las nuevas tecnologías generarán un impacto positivo en la vida cotidiana de las personas, tanto en su salud, a través de una mejor calidad del aire, como en sus traslados y en el acceso equitativo a oportunidades y servicios.

Los motores de combustión interna (ICE, por sus siglas en inglés), que en su mayoría emplean gasolina o diésel, emiten al ambiente diversos gases que alteran la composición natural y deterioran la calidad del aire en el ambiente, afectando la salud del ser humano. A nivel mundial, el sector transporte es responsable del 25 % de las emisiones de CO2, siendo el autotransporte el que representa casi tres cuartas partes de las emisiones totales del sector. Las tendencias y planes para reducir las emisiones de los automotores a gran escala se orientan cada vez más a la electrificación de las flotas de transporte a nivel mundial. Mientras que, de manera paralela, el sector energético está integrando sistemas de generación y almacenamiento de energía renovable a un ritmo exponencial.

México se encuentra entre los primeros 10 países en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el sector transporte es la segunda fuente, con 18% de las emisiones totales y 46% del consumo de energía final. Entre 2001 y 2017, la flota vehicular en el país tuvo un crecimiento de más del 160%.

La electromovilidad se ubica en la intersección de una transición de energía y movilidad simultáneas. Los vehículos eléctricos (EV) presentan una oportunidad para contribuir a la disminución de emisiones en el sector transporte, pero también a las transformaciones energéticas a través de soluciones de integración de los vehículos a las redes de suministro eléctrico. La visión integral incluye las cadenas de suministro y manejo de las baterías, así como el acceso más equitativo y opciones ampliadas para el transporte sostenible y la movilidad compartida.

Desde el gobierno federal también se ha reconocido la importancia y el potencial de la descarbonización. En enero de 2023, la Dirección General de Impulso Económico Global de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, elaboró el documento Grupo de Trabajo para la Electrificación del Transporte en el que se establece la necesidad de la transición hacia la electromovilidad.

La electromovilidad, a pesar de ser una alternativa al transporte motorizado que es social, económica y ambientalmente viable, enfrenta las incertidumbres propias de una tecnología disruptiva -como en su momento lo fueron los teléfonos celulares-, por lo que existen incógnitas propias de esta evolución (barreras financieras, normativas, institucionales), tanto para la operación de los propios vehículos, como para el desarrollo de una red adecuada de infraestructura de recarga.

Con la visión de una transición justa, desde WRI México estructuramos ejes de trabajo que nos permiten avanzar en esta importante línea de acción para dinamizar el ecosistema de la electromovilidad y avanzar en el proceso de descarbonización. Para lograrlo, avanzamos en la articulación de actores, incidencia en política pública en diferentes niveles y en diferentes sectores, como Movilidad, Clima y Energía, y en procesos de divulgación de información para la toma de decisiones.

Los proyectos de movilidad eléctrica son también una oportunidad para aportar a la movilidad del cuidado, así como para diseñar opciones accesibles y seguras para personas vulnerables como niñas, niños, personas de la tercera edad y personas con discapacidades, a la par de prevenir, atender y contener las violencias basadas en género.

WRI México propone que la transición hacia la movilidad eléctrica sirva para impulsar un cambio sistémico, que se base en un enfoque de género e inclusión social, para así mejorar la vida de las personas, impulsar el crecimiento económico, reducir la inequidad y garantizar la conservación de nuestro entorno natural.



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